Desde que era muy pequeña, las experiencias con energías y seres de otros lugares eran habituales y en casa se vivía de manera natural. La comunicación con animales, el cómo llegué a interesarme y me dediqué a ello, comenzó un año en el que mi familia y yo sobrevivimos a un incendio, viviendo en una casa en montañas valencianas, un lugar con mucha vegetación y apartado de la ciudad.
Cuando regresamos a nuestro hogar tras el fuego, con todo el paisaje gris y silencioso, un día salí fuera para observar las montañas, donde antes, los árboles tapaban el horizonte. Todo era tan distinto… Y resumiendo mucho, tras unos instantes, sobre mi cabeza, oí el batir de unas alas y vi a un halcón volando… me quedé encantada, a la vez que sorprendida y me dije “pobrecitos, ahora les costará mucho recuperarse” -de la manera en la que sólo el ser humano sabe compadecerse…-pero fijándome en sus patas, vi una especie de cola fina y larga, como una serpiente o culebra… me llené de esperanza : “¡Oh! ¡Ha encontrado algo, sí que hay animales supervivientes por tierra!”- y una voz que llenó mi interior, viniendo del halcón, contestó a mis pensamientos : “Si nosotros podemos, tú también”…
Años después, una noche en la que pasé miedo, entré a mi perro a la habitación para descansar juntos. Sabía que el animal me iba a avisar y proteger. Gruñía de vez en cuando y yo sentía presencias molestas. Horas después, cuando me dormí por el cansancio, abrí los ojos repentinamente, totalmente tapada hasta la nariz con el corazón encogido por el miedo. Supe que me habían despertado para molestar y de repente pude escuchar con total claridad : “Tranquila, yo te protejo”. Levanté tranquilamente la cabeza para mirar a mi perro, que permanecía enroscado con los ojos cerrados y pregunté mentalmente “¿has sido tú?” sin moverme. Acto seguido, levantó la cabeza mirándome a los ojos y contestó claro y contundente : “Sí”.
Entonces volvió a apoyar su cabeza sobre su propio regazo enroscándose de nuevo y siguió descansando. No recuerdo haber descansado con tanta paz en años sintiendo entidades pululando por la habitación…
Ésta fue la experiencia más contundente hasta entonces sobre haber experimentado una comunicación interespecie, una comunicación animal totalmente consciente, evidentemente cierta y confirmada -pero entonces, no entendí que significara que podía comunicarme con ellos, que simplemente era una cosa más a tantas que vivía con naturalidad, pero no enfocado a pensar concretamente que se pueda hablar con animales si así lo deseas… ¿te lo puedes creer?… hasta dónde llega la mente, habiendo pasado por tantas cosas y ni se me ocurrió…- .
Lo viví como algo más, sin concretarlo como un tema en el que podía indagar, y lo dejé pasar. Sin embargo, años después, en mi interior comenzó a despertarse un fuerte deseo y una necesidad de comunicarme con animales, que conscientemente no sabía que ya lo había hecho en algunas ocasiones a lo largo de mi vida. A veces imaginaba cómo me comunicaba con todo tipo de animales, viviendo en mi imaginación situaciones de “ensueño” que resultaron llegar más adelante… Cuando un buen día encontré sin buscarlo, un vídeo de Nuria Martínez Márquez y me convencí en ese momento de poder aprender a hacerlo voluntariamente, cuando yo quisiera… me apunté a su curso y fue totalmente esclarecedor para mí, con muchas novedades sobre los animales y recibiendo, recordando, conocimientos hermosos a través de esta adorable mujer de Poder. Disfruté muchísimo durante el aprendizaje en clase, en compañía de personas maravillosas y de Nuria. Gracias, sabia maestra.
A día de hoy, me dedico a comunicarme con todo tipo de seres, no tan sólo animales, también a nivel espiritual con seres que ya han dado “el saltito” -como cariñosamente dicen algunos animales que cruzaron al otro lado- además de estar en conexión con el reino vegetal, dévico y elemental (lo que conocemos como los seres elementales de la naturaleza).
Y con esto, sigo cada día, en cada momento aprendiendo y evolucionando. Mi sed de Sabiduría no tiene fin.
Mi labor me llena totalmente de Amor y me hace infinitamente feliz. Con esto puedo ayudar a muchos seres humanos y sus seres queridos animales, esos maestros que nos acompañan en nuestro camino a lo largo de nuestras vidas. Recibiendo mensajes a distancia desde la consciencia del animal, puedo comunicarme estén donde estén, siempre por el bien mayor y por el bien del animal. Ofrezco terapias para animales de sanación chamánica, sesiones de sanación cuántica y armonización a distancia tanto física como emocional, basada en los estudios del doctor Frank Kinslow.
Mis conocimientos en feericología, -estudio, investigación, trabajo y comunicación con Elementales y Espíritus de la Naturaleza– resulta una grandísima ayuda en casos de encuentros de animales perdidos, (entre otros puntos por los que trabajo con ellos)-. Puedes consultar mi cuaderno de viaje para conocer más sobre estos amados seres que nos rodean constantemente -que tanto aprecio y respeto-…
Por otra parte, hago exposiciones sobre el mundo de los elementales y espíritus de la naturaleza donde doy charlas y ejercicios para conectar con esta dimensión maravillosa y ayudar a recordar a los seres humanos acerca de la existencia de estos hermosos seres y comunicación con ellos, mostrando mis propias fotografías e ilustraciones que dan apoyo y sirven de ayuda para conseguir percibirles, incluso llegar a disfrutar de su compañía en nuestro hogar, verles o sentirles en plena naturaleza, tenerles en cuenta para llamarles y pedirles ayuda en alguna situación, siempre por el bien mayor. Puedes escuchar algunos relatos que escribo e ilustro en mi canal de Youtube.
Los elementales disfrutan mucho de la armonía y la música alegre… así que teniendo armonía y equilibrio en tu corazón, y disfrutando de un hogar limpio y sereno, ya tienes una de las claves que dan paso a la conexión con los elementales de la Naturaleza, pero sobre todo, una de las cosas más importantes es, obviamente, creer. CREER para VER.
Así que Sapere Aude, caminante; atrévete a Saber.
Un cálido abrazo, gracias.
(Ilustraciones, -dibujos, pinturas y óleos- por Recóndita Martínez).